Al parecer,
la Tierra ha sido objeto de un experimento a largo plazo llevado a cabo por una
muy avanzada cultura extraterrestre. ¿Qué tipo de estructura social puede
poseer una cultura tal?
En retrospectiva, en los últimos veinte a treinta años
de investigación Paleo-SETI, se ha identificado una cantidad impresionante de
posibles contactos, intervenciones y visitas. La evidencia proviene de varios
períodos y continentes diferentes.
Cualquier tipo de lista que pudiéramos compilar,
basándonos en las intervenciones temporales y espaciales, tiene que
manifestar por su misma naturaleza un carácter fragmentario; simplemente porque
sólo podemos ver el tema a tratar desde nuestro propio, y sólo nuestro propio,
ángulo de pensamiento. Es este ángulo el que determina nuestras conclusiones
sobre unos seres completamente diferentes y con procesos de pensamiento
distintos, evolución científica e histórica, y quizá incluso opiniones
religiosas y sociales, conocimientos y experiencias totalmente diferentes.
Agreguemos a esto nuestra escasa evidencia, inevitablemente escasa porque
sólo estamos a comienzos de nuestro movimiento de investigación, y que estamos
obligados a trabajar con muy escasos medios y equipados también con poquísimos
investigadores verdaderamente muy calificados tales como los investigadores de
las instituciones serias como son las universidades, etc.
Empecemos con la premisa de que por lo menos una parte
de los contactos analizados es correcta, luego uno puede percibir ligeramente
algo así como una estructura. Las intervenciones han tenido lugar al parecer
desde los comienzos mismos de la vida. Importantes acontecimientos, que todavía
tienen que ser reconstruidos en detalle, demuestran brechas de tiempo
notoriamente grandes entre tales intervenciones. Al principio, hay brechas de
billones, luego de millones, después de centenares de miles, y finalmente, de
cientos de años. La sucesión de eventos, o visitas, aumentó, la vida avanzó más
rápidamente hacia una especie inteligente, hasta el punto de despegue en
nuestro siglo (a lo que nos referimos aquí es al umbral de una
civilización/tecnología, en el que una cultura está en posición de hacer
su propio camino hacia las estrellas y enviar o recibir mensajes). Recordemos
que el acontecimiento más próximo es para hoy en día, cuanto más nuestra propia
densidad de información y capacidades para el almacenamiento de información ha
aumentado de manera espectacular
A pesar de las escasas piezas de evidencia a las que
tenemos acceso hasta ahora, una especie de hilo rojo parece aparecer, el cual
parece haber entretejido su camino a través de nuestro pasado. Parece que
alguna clase de experimento a largo plazo ha tenido lugar por un enorme período
de tiempo. Esto es, claro, siempre y cuando asumamos que estuvimos tratando con
una o unas civilizaciones cósmicas y que todos los acontecimientos no fueron
intervenciones casuales - y completamente independientes la una de la otra. Por
lo menos durante los últimos mil años, hay indicios de la verosimilitud de un
experimento tal, por ejemplo, como los”portadores de información”, o las
descripciones idénticas del “dioses” por todo el globo, como investigó el
Dr. Feix.
Esto plantea la siguiente pregunta: ¿qué tipo de
estructura social puede poseer tal sistema biológico-social, que podría
seguir tal plan durante tan inmensos períodos de tiempo? La siguiente tesis
puede ofrecerse aquí:
Si los seres han dirigido observaciones e
intervenciones en la Tierra por períodos muy largos de tiempo, con márgenes de
algunos centenares de años a unos cientos de millones de años, nosotros debemos
estar tratando con una sociedad muy estable, estática.
¿Cómo se puede fundamentar tal suposición? La
justificación puede deducirse de la consideración de que tal lejana puesta en
contacto de largo alcance sólo puede ser planeada, realizada y llevada a buen
término si, desde el principio mismo, se ha hecho un bosquejo preliminar de las
dificultades del programa de investigación planteado.
Nosotros sólo estamos familiarizados con los sistemas
sociales estáticos de los grupos tribales relativamente primitivos donde las
restricciones religiosas en particular impiden los cambios. Las culturas más
avanzadas pueden estar caracterizadas por un pensamiento más liberal; sin
embargo, los desarrollos evolutivos e incluso las revoluciones están
inevitablemente relacionados con tal pensamiento. Hay que reconocer que los
sistemas muy estables pueden durar por períodos muy largos de tiempo; por
ejemplo, la civilización egipcia duró casi 3.000 años; pero en situaciones de
crisis ellos tienden a reaccionar lenta y letárgicamente, y en caso de
acontecimientos inesperados, son sobrepasados y condenados al desmoronamiento.
En 1987, Martyn Fogg
publicó un artículo en el periódico científico americano “Icarus” en
el que propuso el proceso de pensamiento siguiente: nuestro Sol y, con él,
todos nuestros planetas, se originó de la tercera generación de sistemas
solares. En esencia, en los billones de años antes de la existencia de nuestro
Sistema Solar, se crearon y se extinguieron de nuevo otros innumerables soles.
La vida que pudo haberse originado antes de este largo tiempo habría
tenido las mismas oportunidades que la nuestra ha tenido. Así que, la
suposición de que una colonización de la galaxia pudo haber tenido lugar está
justificada. En relación con esto, hago referencia también a los trabajos de
Papagiannins, entre otros.
Como resultado, una extensa o completa colonización de
la Galaxia habría llevado inevitablemente a establecerse en “las regiones
de poder” o, si nosotros estamos tratando sólo con una “cultura estelar”,
a “ocupar” territorialmente la zona de la estrella. Desde ese momento, según
Fogg, las culturas individuales habrían tenido que lograr un sólido y duradero
nivel de cultura y civilización, y los sistemas se habrían vuelto finalmente
muy estáticos. Por consiguiente, los cambios sólo ocurrirían a través de la
creación de nuevos soles. Esta teoría también supone que la Tierra se hubo
prohibido para la colonización (pero no para la observación), porque obviamente
ninguna colonización por extraterrestres ha tenido lugar. Fogg supone, como lo
hace el profesor Deardorff que esta prohibición se aplicó a todos los planetas
en los que la vida pudo haberse desarrollado independientemente.
Los desarrollos evolutivos y revolucionarios no pueden
por consiguiente presuponerse en una cultura altamente desarrollada. Sin
embargo, en esta relación, las consideraciones de Fogg necesitan ser
enmendadas, puesto que lo investigado durante los últimos años sobre la
auto-organización ha demostrado que esas estructuras vivientes no pueden
estabilizarse permanentemente.
Sólo los sistemas aislados, los sistemas sin
medioambiente, pueden mantenerse en una situación que se aproxima al
equilibrio. Los sistemas vivientes siempre están hasta cierto punto abiertos.
Por ejemplo, ellos importan energía, exportan entropía, y están por
consiguiente directamente sujetos a la evolución.
Un “factor de desequilibrio” tiene que ser incluso
considerado para las culturas de muy alto nivel. Los pasos hacia atrás, en
particular, nunca pueden ser completamente excluidos. Tales “pasos hacia atrás”
hacia niveles que se creían haber sido superados hace mucho tiempo, no pueden
excluirse ni siquiera en una sociedad sumamente desarrollada. Posiblemente, las
llamadas “guerras entre los dioses” de las mitologías y tradiciones señalan los
conflictos entre éstos “los dioses de las estrellas” (a menos que nuestros
antepasados interpretaran una colisión accidental de vehículos voladores, o la
explosión de un reactor, como un acto militar-análogo a su propio mundo de
experiencia diaria que consistía en atacar a otros y defenderse a sí mismo).
En principio, sin embargo, no puede observarse una
interrupción o cambio importante en el nivel. El prof. Deardorff (6)
ha tenido algunas ideas en relación con la pregunta de por qué las
intervenciones en la Tierra se llevaron a cabo con una tecnología relativamente
primitiva. Por ejemplo, él estudió “la nave espacial de Ezequiel” que fue
reconstruida por el ingeniero de la NASA J. F. Blumrich según los textos
bíblicos, esa tecnología pareciera estar sólo unas décadas por delante de
nuestra propia tecnología terrestre de hoy en día. ¿No deberían los
extraterrestres que habían dominado el viaje espacial por millones, quizás
incluso billones de años, estar realmente equipados con otro considerablemente
mucho más desarrollado medio de viaje y propulsión? Si nosotros consideramos
qué tan rápidamente ha tenido lugar nuestro desarrollo desde el cohete V2 al
Trasbordador Espacial y la próxima oleada de naves espaciales de las que
estamos a punto de dar testimonio, es completamente imposible de imaginar las
posibilidades de los sistemas de propulsión espacial que la humanidad podría
lograr en unos mil años, y no digamos en unos millones de años. Debido
precisamente a este argumento la teoría del Antiguo Astronauta ha experimentado
una oposición feroz.
Deardorff ha propuesto la siguiente posible solución a
este problema, a saber: que la “cultura iniciadora”, es decir, la misma que una
vez ideó este experimento gigantesco, era, en principio, una sociedad estática,
pero que una significativa evolución tuvo lugar en el reino de su
espiritualidad. Ahora, los “Padres de la Idea”, los iniciadores del plan, son
capaces de observar los acontecimientos desde un cuasi “plano superior”.
Ellos pudieron, hace tiempo, haber delegado los necesarios procedimientos
de control e influencia a otras civilizaciones estelares que podrían no estar
tan avanzadas como ellos, pero sí mucho más adelantadas respecto de la vida
terrestre. Si éste es el caso, y nosotros estamos actualmente pasando
verdaderamente por el punto de “despegue” de nuestra propia civilización
terrestre, podremos pronto estar enfrentando nosotros mismos tareas interesantes
de consecuencias cósmicas de largo alcance. Nuestra tecnología de viaje
espacial ha alcanzado casi el nivel necesario (estamos quizá separados del
viaje espacial interestelar por sólo unas décadas o siglos), y la tecnología
genética - la indispensable condición previa para el logro de
manipulaciones genéticas de largo alcance – se está desarrollando rápidamente
en paralelo hacia la capacidad de modificar genéticamente las formas de vida.
Sólo nuestra evolución espiritual, ética y moral, me parece a mí – una opinión
subjetiva, hay que admitirlo – se ha quedado en la Edad de Piedra. Técnicamente
nos hallamos en el siglo 21, ¿pero qué de nuestras acciones primitivas,
instintivas, qué sobre los innumerables asesinatos, las guerras bárbaras, y las
terribles violaciones de los derechos humanos? Una sospecha está cobrando forma
rápidamente en mi mente, esta es que el próximo gran “empujón” experimental
quedará precisamente en eso.
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