Cada
día está más extendida entre la comunidad científica la existencia de vida
fuera de nuestro planeta. Incluso los más atrevidos e innovadores científicos
estudian la posibilidad de que el inicio de la vida en la Tierra, tuviese un
origen exterior, proveniente del bombardeo de meteoritos, cometas u otros
elementos procedentes del espacio, portadores de la semilla necesaria que
causase una reacción en cadena hasta llegar a la aparición del hombre millones
de años después. Esta posibilidad ya aparecía en la prestigiosa revista Nature
en 1.961, de la mano del científico español Joan Oró.
En 1.962 se entregaba el Premio Nobel a Francis Crick, conjuntamente con James Watson, por el descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico o ADN. Tras años de trabajo e investigación, Crick comenzó a defender la idea no sólo de que la vida en la Tierra se originó en el espacio, sino que ésta fue traída deliberadamente hasta aquí, por alguna civilización extraterrestre. En su libro "Life Itself", el premio Nobel nos asegura rotundamente sobre estos remotos visitantes extraterrestres:
"...esos seres descubrieron nuestro mundo en formación. Entonces se embarcaron en una experiencia que hoy nos parece imposible pero que, dentro de unas decenas de años, estaremos en condiciones de emprender..."
Estas ideas hace tan solo unas décadas, eran calificadas dentro del género de la ciencia-ficción. Sólo un mayor conocimiento del Universo y del mundo que nos rodea en general, ha sido capaz muy lentamente de ir ganando terreno entre los sectores más conservadores de la ciencia, que aún hoy siguen teniendo "la sartén por el mango", y que continúan siendo muy críticos con esta hipótesis. Para estos científicos más conservadores, nuestro planeta es un caso único y excepcional en el Universo, en donde una serie de casualidades han dado lugar a la vida y a la inteligencia. En pocas palabras, este insignificante planeta perdido a las afueras de una de los muchos millones de galaxias existentes en el cosmos es…, "irrepetible", y nosotros como especie, somos la élite máxima que puede encontrarse. Ante tan rotunda afirmación, no nos queda más remedio que gritar bien alto: ¡Viva la madre que nos parió!
La prueba definitiva de la existencia de vida extraterrestre aunque sea en formas muy elementales, cada día parece estar más cerca, y en esa dirección trabajan en la actualidad todos los grupos de trabajo que investigan el Universo, y muy probablemente sea una de las primeras grandes noticias a nivel mundial que veamos en el inicio del presente siglo XXI.
En este difícil equilibrio que hay dentro de los distintos sectores que engloban la comunidad científica, parece haber un consenso, un intento tranquilizador para unos y una válvula de escape para las conciencias de otros a la hora de determinar el tipo de vida que van a encontrar. Pequeños microorganismos, bacterias u otras formas de vida muy simples, que no compliquen mucho más, el ya de por sí complejo problema al que se enfrentan.
Como primer paso no está nada mal pero, esta misma delimitación choca frontalmente con uno de los principios básicos de la vida, que es la de abrirse paso y evolucionar hacia formas más complejas, como sucedió en la Tierra, por lo que admitir la existencia de pequeños microorganismos conlleva inmediatamente a barajar la posibilidad casi segura, de que existan otros elementos mucho más evolucionados. ¿Hasta dónde podría haber llegado esa evolución? A partir de aquí, que cada uno llegue hasta el límite que su conciencia y prejuicios le marquen.
Este mismo miedo, este terror a salir del cascarón de la ignorancia ya lo hemos podido ver en otras ocasiones. Hablar de la existencia de vida extraterrestre produce el mismo vértigo que causaba hasta hace muy poco, la posible existencia de agua en otros rincones del Universo y la más que ingenua duda de la existencia de planetas extrasolares (en 1.994 no se conocía ninguno). Hoy ya se cuentan por decenas, a pesar de la enorme dificultad de su localización, pues la luz que reflejan procedente de sus soles, es demasiado débil para ser captada por nuestros telescopios. Incluso uno de ellos ha podido ser visualizado directamente desde el observatorio William Herschel en las Islas Canarias, a pesar también de estar a una distancia de 55 años luz,...por cierto, que nadie se asuste pero....., es azul.
Hace miles de millones de años
La antigüedad de la Tierra por un lado, y la del Universo por otro, siguen siendo caballo de batalla de los investigadores, pero todos coinciden en que el proceso del origen de la vida que llevó a esos pequeños organismos primigenios sobre la Tierra a través de un largo periodo hasta la aparición del Homo Sapiens, constituyen un periodo irrisorio de tiempo si lo comparamos con la existencia del Universo. Un Universo por otro lado que, desde su nacimiento hasta el día de hoy ha visto nacer y morir a millones de estrellas, y con ellas a muchas posibles formas de vida ¿En cuántos de esos procesos habrán evolucionado hasta cotas similares o superiores a nosotros, esos mismos organismos que nuestros científicos esperan encontrar? ¿Cuántas civilizaciones habrán surgido para volver a desaparecer engullidas por el inexorable paso del tiempo, cuando sobre la Tierra ni siquiera existía la vida?
En todo el tiempo de existencia de la Tierra e incluso mucho antes, ¿cuántos otros casos iguales al nuestro, se han podido dar sólo en nuestra galaxia? ¿Cuántos planetas estarán pasando ahora por una Edad de Piedra y cuantos nos llevaran más de 1.000 años de evolución tecnológica? Todas estas preguntas y muchas más, pueden surgir con la sola idea de la existencia de esos pequeños microorganismos extraterrestres, que por ahora sólo contemplan nuestros científicos. Demos tiempo al tiempo.
La infalible ciencia del ayer (la historia se repite)
Para la tranquilidad de algunos individuos, el Universo es demasiado gigantesco para que, pese a la posibilidad que alguna civilización hubiese surgido incluso en nuestra propia galaxia, la distancia impidiera establecer a esta civilización de un contacto con nuestro mundo. La estrella más cercana dista aproximadamente 4,5 años luz de la Tierra, y sólo sería posible alcanzarla si dispusiésemos de una tecnología capaz de impulsar nuestras naves a una velocidad similar a la de la luz. Pero tampoco nos serviría de mucho, pues las distancias se disparan con relación a otros puntos de nuestra galaxia, comenzando a hablar ya de cientos e incluso miles de años luz, y de millones si nos mudamos de la Vía Láctea a otra galaxia.
Pero estos mismos individuos parecen olvidar que todos estos datos y todos estos inconvenientes, vienen delimitados en todo momento por nuestros conocimientos. Unos conocimientos que apenas arrancan hace unos 500 años y que algunos creen inamovibles. ¿No es esto un acto de soberbia y egocentrismo de gran magnitud? Quinientos años de acumulación de conocimientos parecen ser razón más que suficiente, para poder competir con miles de millones de años de evolución en el Universo.
Parece ser también que algunos ignoran premeditadamente que, hace menos de 100 "ridículos años", algún que otro "genio" de la época se mofaba y se divertía, ante la posibilidad de que el hombre pudiese volar, ¿a alguien le suena la palabra aeronáutica? Cincuenta años después, un digno heredero de tan singular genio, repetía la misma operación al negar esa misma posibilidad para que el hombre llegase a la Luna. E incluso antes que se pusiese el pie en la Luna, ¿cuántas risas se escucharon, cuando alguien habló de alcanzar la velocidad del sonido?
¿De verdad que es imposible alcanzar la velocidad de la luz? ¿No existen otras posibilidades de desplazamiento por el Universo? ¿Sería posible utilizar los agujeros negros para viajar? ¿Se pueden alterar el espacio y el tiempo? ¿Está ya todo dicho dentro de la física cuántica? ¿Conocemos todos los secretos de la materia? Por desgracia, no faltan nuevas generaciones de herederos de la verdad absoluta en la actualidad, dispuestos a reírse como antaño hicieron los otros "maestrillos de la ciencia", y negar toda posibilidad de nuevos avances tecnológicos capaces de acercar al hombre a las estrellas, unos avances que hoy ni siquiera son imaginados por los más soñadores.
¿Cómo será nuestra tecnología dentro de 100, 500 o 1.000 años? Tal vez sea igual a la de algún "grupo de microorganismos extraterrestres" que en su momento evolucionaron durante millones y millones de años lejos de aquí, hasta desarrollar una tecnología. Incluso esa misma tecnología les pueda haber servido para visitar otros mundos distantes y distintos, y… ¿por qué no el nuestro?
El nuevo complejo de Peter Pan
Llegados a este punto surge de nuevo otra pregunta: Si han llegado hasta aquí después de tanto esfuerzo y evolución tecnológica, ¿por qué no se dan a conocer? No parece muy inteligente a priori semejante actitud, y más aun con lo inteligentes, guapos y bien peinados que estamos los habitantes de la Tierra, ejemplo claro donde los haya de tolerancia entre nosotros mismos, entre nuestras razas, nuestros mil cleros y nuestras mil banderas, ¿verdad?, recordad que somos la élite del Universo.
De nuevo volvemos a ser en exceso orgullosos y egocéntricos por suponernos a la altura de una civilización tecnológicamente superior (el llegar hasta aquí, así lo demuestra). ¿Qué se habrán creído esos marcianillos trompeteros? Por otro lado, ¿quién dice que no nos hayan visitado en tiempos pasados?
No hay que buscar muy lejos para ver una situación en la cual una cultura superior y una inferior tecnológicamente hablando se encuentren, y la primera de ellas decida no comunicarse con la inferior. Cualquier antropólogo o sociólogo sabe muy bien que una cultura muy superior acaba canibalizando a la más débil, ejemplo de ello lo tenemos a lo largo de la historia.
En la actualidad de vez en cuando los teletipos informativos nos hablan de que alguna tribu perdida en el Amazonas ha sido descubierta, y la forma de proceder es siempre la misma, excepto por razones de fuerza mayor, se procede siempre a la no intervención. No existe pues el contacto.
Una de estas noticias sobre la aparición de estas tribus aisladas, saltaba a la prensa en Junio de 1.998. A continuación se reproduce una parte del artículo aparecido en el diario El País el día 9 de Junio, en la página 29:
"...El Gobierno brasileño intentará mantener aislados y lejos del contacto de cualquier hombre blanco a los miembros de una tribu indígena hasta ahora desconocida y que fue descubierta en medio de la Amazonia, según aseguraron ayer miembros de la gubernamental Fundación Nacional del Indio (FUNAI). -Es lo que hacemos generalmente en este tipo de casos-, indicó el Jefe del Departamento de Indios Aislados (DII) de la FUNAI, el antropólogo Sidney Posuelo, tras confirmar que un grupo de colegas suyos localizó hace pocos días a la tribu en el estado amazónico de Acre y cerca de la frontera con Perú, cuando sobrevolaban la zona. -Mientras no tengamos necesidad de comunicar con ellos para advertirles sobre alguna posible catástrofe, no haremos contacto. Ningún contacto es justificable-, aseguró el antropólogo. El Gobierno Federal ya aprobó un decreto que convierte esa región en área antropológica especial y que prohíbe el ingreso de cualquier persona a la misma...".
La "no intervención", la falta de injerencia directa en nuestros asuntos, lleva implícito un claro sentido de evolución natural, y eso es algo que como anteriormente decía, nuestros antropólogos saben perfectamente. ¿Por qué ellos iban a ser diferentes con nosotros?, ¿nos duele mucho nuestro orgullo el no estar a la altura requerida?, ¿es que nuestros flamantes y bonitos títulos universitarios no son suficiente aval? Pasamos de estar solos y ser los reyes de la creación, a ser una comunidad más, y con el agravante de no tener ni voz ni voto. Nos da miedo hacernos mayores y salir de nuestro protector mundo preconcebido.
Ante esta actitud parece ser que algunos prefieren una huida hacia adelante, y negar por sistema, negar con miedo, toda posibilidad a que algunos de los incidentes que protagonizan los conocidos popularmente como OVNI's, tengan un origen extraterrestre.
En 1.962 se entregaba el Premio Nobel a Francis Crick, conjuntamente con James Watson, por el descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico o ADN. Tras años de trabajo e investigación, Crick comenzó a defender la idea no sólo de que la vida en la Tierra se originó en el espacio, sino que ésta fue traída deliberadamente hasta aquí, por alguna civilización extraterrestre. En su libro "Life Itself", el premio Nobel nos asegura rotundamente sobre estos remotos visitantes extraterrestres:
"...esos seres descubrieron nuestro mundo en formación. Entonces se embarcaron en una experiencia que hoy nos parece imposible pero que, dentro de unas decenas de años, estaremos en condiciones de emprender..."
Estas ideas hace tan solo unas décadas, eran calificadas dentro del género de la ciencia-ficción. Sólo un mayor conocimiento del Universo y del mundo que nos rodea en general, ha sido capaz muy lentamente de ir ganando terreno entre los sectores más conservadores de la ciencia, que aún hoy siguen teniendo "la sartén por el mango", y que continúan siendo muy críticos con esta hipótesis. Para estos científicos más conservadores, nuestro planeta es un caso único y excepcional en el Universo, en donde una serie de casualidades han dado lugar a la vida y a la inteligencia. En pocas palabras, este insignificante planeta perdido a las afueras de una de los muchos millones de galaxias existentes en el cosmos es…, "irrepetible", y nosotros como especie, somos la élite máxima que puede encontrarse. Ante tan rotunda afirmación, no nos queda más remedio que gritar bien alto: ¡Viva la madre que nos parió!
La prueba definitiva de la existencia de vida extraterrestre aunque sea en formas muy elementales, cada día parece estar más cerca, y en esa dirección trabajan en la actualidad todos los grupos de trabajo que investigan el Universo, y muy probablemente sea una de las primeras grandes noticias a nivel mundial que veamos en el inicio del presente siglo XXI.
En este difícil equilibrio que hay dentro de los distintos sectores que engloban la comunidad científica, parece haber un consenso, un intento tranquilizador para unos y una válvula de escape para las conciencias de otros a la hora de determinar el tipo de vida que van a encontrar. Pequeños microorganismos, bacterias u otras formas de vida muy simples, que no compliquen mucho más, el ya de por sí complejo problema al que se enfrentan.
Como primer paso no está nada mal pero, esta misma delimitación choca frontalmente con uno de los principios básicos de la vida, que es la de abrirse paso y evolucionar hacia formas más complejas, como sucedió en la Tierra, por lo que admitir la existencia de pequeños microorganismos conlleva inmediatamente a barajar la posibilidad casi segura, de que existan otros elementos mucho más evolucionados. ¿Hasta dónde podría haber llegado esa evolución? A partir de aquí, que cada uno llegue hasta el límite que su conciencia y prejuicios le marquen.
Este mismo miedo, este terror a salir del cascarón de la ignorancia ya lo hemos podido ver en otras ocasiones. Hablar de la existencia de vida extraterrestre produce el mismo vértigo que causaba hasta hace muy poco, la posible existencia de agua en otros rincones del Universo y la más que ingenua duda de la existencia de planetas extrasolares (en 1.994 no se conocía ninguno). Hoy ya se cuentan por decenas, a pesar de la enorme dificultad de su localización, pues la luz que reflejan procedente de sus soles, es demasiado débil para ser captada por nuestros telescopios. Incluso uno de ellos ha podido ser visualizado directamente desde el observatorio William Herschel en las Islas Canarias, a pesar también de estar a una distancia de 55 años luz,...por cierto, que nadie se asuste pero....., es azul.
Hace miles de millones de años
La antigüedad de la Tierra por un lado, y la del Universo por otro, siguen siendo caballo de batalla de los investigadores, pero todos coinciden en que el proceso del origen de la vida que llevó a esos pequeños organismos primigenios sobre la Tierra a través de un largo periodo hasta la aparición del Homo Sapiens, constituyen un periodo irrisorio de tiempo si lo comparamos con la existencia del Universo. Un Universo por otro lado que, desde su nacimiento hasta el día de hoy ha visto nacer y morir a millones de estrellas, y con ellas a muchas posibles formas de vida ¿En cuántos de esos procesos habrán evolucionado hasta cotas similares o superiores a nosotros, esos mismos organismos que nuestros científicos esperan encontrar? ¿Cuántas civilizaciones habrán surgido para volver a desaparecer engullidas por el inexorable paso del tiempo, cuando sobre la Tierra ni siquiera existía la vida?
En todo el tiempo de existencia de la Tierra e incluso mucho antes, ¿cuántos otros casos iguales al nuestro, se han podido dar sólo en nuestra galaxia? ¿Cuántos planetas estarán pasando ahora por una Edad de Piedra y cuantos nos llevaran más de 1.000 años de evolución tecnológica? Todas estas preguntas y muchas más, pueden surgir con la sola idea de la existencia de esos pequeños microorganismos extraterrestres, que por ahora sólo contemplan nuestros científicos. Demos tiempo al tiempo.
La infalible ciencia del ayer (la historia se repite)
Para la tranquilidad de algunos individuos, el Universo es demasiado gigantesco para que, pese a la posibilidad que alguna civilización hubiese surgido incluso en nuestra propia galaxia, la distancia impidiera establecer a esta civilización de un contacto con nuestro mundo. La estrella más cercana dista aproximadamente 4,5 años luz de la Tierra, y sólo sería posible alcanzarla si dispusiésemos de una tecnología capaz de impulsar nuestras naves a una velocidad similar a la de la luz. Pero tampoco nos serviría de mucho, pues las distancias se disparan con relación a otros puntos de nuestra galaxia, comenzando a hablar ya de cientos e incluso miles de años luz, y de millones si nos mudamos de la Vía Láctea a otra galaxia.
Pero estos mismos individuos parecen olvidar que todos estos datos y todos estos inconvenientes, vienen delimitados en todo momento por nuestros conocimientos. Unos conocimientos que apenas arrancan hace unos 500 años y que algunos creen inamovibles. ¿No es esto un acto de soberbia y egocentrismo de gran magnitud? Quinientos años de acumulación de conocimientos parecen ser razón más que suficiente, para poder competir con miles de millones de años de evolución en el Universo.
Parece ser también que algunos ignoran premeditadamente que, hace menos de 100 "ridículos años", algún que otro "genio" de la época se mofaba y se divertía, ante la posibilidad de que el hombre pudiese volar, ¿a alguien le suena la palabra aeronáutica? Cincuenta años después, un digno heredero de tan singular genio, repetía la misma operación al negar esa misma posibilidad para que el hombre llegase a la Luna. E incluso antes que se pusiese el pie en la Luna, ¿cuántas risas se escucharon, cuando alguien habló de alcanzar la velocidad del sonido?
¿De verdad que es imposible alcanzar la velocidad de la luz? ¿No existen otras posibilidades de desplazamiento por el Universo? ¿Sería posible utilizar los agujeros negros para viajar? ¿Se pueden alterar el espacio y el tiempo? ¿Está ya todo dicho dentro de la física cuántica? ¿Conocemos todos los secretos de la materia? Por desgracia, no faltan nuevas generaciones de herederos de la verdad absoluta en la actualidad, dispuestos a reírse como antaño hicieron los otros "maestrillos de la ciencia", y negar toda posibilidad de nuevos avances tecnológicos capaces de acercar al hombre a las estrellas, unos avances que hoy ni siquiera son imaginados por los más soñadores.
¿Cómo será nuestra tecnología dentro de 100, 500 o 1.000 años? Tal vez sea igual a la de algún "grupo de microorganismos extraterrestres" que en su momento evolucionaron durante millones y millones de años lejos de aquí, hasta desarrollar una tecnología. Incluso esa misma tecnología les pueda haber servido para visitar otros mundos distantes y distintos, y… ¿por qué no el nuestro?
El nuevo complejo de Peter Pan
Llegados a este punto surge de nuevo otra pregunta: Si han llegado hasta aquí después de tanto esfuerzo y evolución tecnológica, ¿por qué no se dan a conocer? No parece muy inteligente a priori semejante actitud, y más aun con lo inteligentes, guapos y bien peinados que estamos los habitantes de la Tierra, ejemplo claro donde los haya de tolerancia entre nosotros mismos, entre nuestras razas, nuestros mil cleros y nuestras mil banderas, ¿verdad?, recordad que somos la élite del Universo.
De nuevo volvemos a ser en exceso orgullosos y egocéntricos por suponernos a la altura de una civilización tecnológicamente superior (el llegar hasta aquí, así lo demuestra). ¿Qué se habrán creído esos marcianillos trompeteros? Por otro lado, ¿quién dice que no nos hayan visitado en tiempos pasados?
No hay que buscar muy lejos para ver una situación en la cual una cultura superior y una inferior tecnológicamente hablando se encuentren, y la primera de ellas decida no comunicarse con la inferior. Cualquier antropólogo o sociólogo sabe muy bien que una cultura muy superior acaba canibalizando a la más débil, ejemplo de ello lo tenemos a lo largo de la historia.
En la actualidad de vez en cuando los teletipos informativos nos hablan de que alguna tribu perdida en el Amazonas ha sido descubierta, y la forma de proceder es siempre la misma, excepto por razones de fuerza mayor, se procede siempre a la no intervención. No existe pues el contacto.
Una de estas noticias sobre la aparición de estas tribus aisladas, saltaba a la prensa en Junio de 1.998. A continuación se reproduce una parte del artículo aparecido en el diario El País el día 9 de Junio, en la página 29:
"...El Gobierno brasileño intentará mantener aislados y lejos del contacto de cualquier hombre blanco a los miembros de una tribu indígena hasta ahora desconocida y que fue descubierta en medio de la Amazonia, según aseguraron ayer miembros de la gubernamental Fundación Nacional del Indio (FUNAI). -Es lo que hacemos generalmente en este tipo de casos-, indicó el Jefe del Departamento de Indios Aislados (DII) de la FUNAI, el antropólogo Sidney Posuelo, tras confirmar que un grupo de colegas suyos localizó hace pocos días a la tribu en el estado amazónico de Acre y cerca de la frontera con Perú, cuando sobrevolaban la zona. -Mientras no tengamos necesidad de comunicar con ellos para advertirles sobre alguna posible catástrofe, no haremos contacto. Ningún contacto es justificable-, aseguró el antropólogo. El Gobierno Federal ya aprobó un decreto que convierte esa región en área antropológica especial y que prohíbe el ingreso de cualquier persona a la misma...".
La "no intervención", la falta de injerencia directa en nuestros asuntos, lleva implícito un claro sentido de evolución natural, y eso es algo que como anteriormente decía, nuestros antropólogos saben perfectamente. ¿Por qué ellos iban a ser diferentes con nosotros?, ¿nos duele mucho nuestro orgullo el no estar a la altura requerida?, ¿es que nuestros flamantes y bonitos títulos universitarios no son suficiente aval? Pasamos de estar solos y ser los reyes de la creación, a ser una comunidad más, y con el agravante de no tener ni voz ni voto. Nos da miedo hacernos mayores y salir de nuestro protector mundo preconcebido.
Ante esta actitud parece ser que algunos prefieren una huida hacia adelante, y negar por sistema, negar con miedo, toda posibilidad a que algunos de los incidentes que protagonizan los conocidos popularmente como OVNI's, tengan un origen extraterrestre.
Aspectos
básicos
Hasta ahora podríamos destacar varios puntos a forma de resumen, que tenemos que tener muy en cuenta:
1.- La vida extraterrestre es una posibilidad que la ciencia oficial contempla.
2.- Las formas de vida más simples tienden a evolucionar y abrirse camino ante cualquier tipo de dificultad que se le presente.
3.- El Universo tiene una antigüedad más que suficiente para que, la vida haya evolucionado desde las formas más elementales, hasta alcanzar cotas iguales e incluso superiores a las que conocemos en nuestro mundo, incluido el ser humano.
4.- Los conocimientos humanos están limitados por una corta experiencia en el tiempo. Hace poco más de 500 años, creíamos que la Tierra era plana. Suponer la imposibilidad de viajes entre distintas galaxias, no es más que un dogma propiciado por nuestra falta de preparación. Los parámetros técnicos que utilizamos, están a años luz por ejemplo de los que dispondremos dentro de otros 500 años.
5.- La no intervención en sociedades poco desarrolladas es habitual entre nuestros antropólogos. Con ello se busca la no destrucción de la cultura más débil, víctima propiciatoria habitual que sucumbe ante los encantos tecnológicos de la cultura superior. Ejemplo de ello lo hemos visto en algunas tribus de las selvas del Amazonas, donde se preserva el aislamiento de estos pueblos por parte del gobierno de Brasil.
La hipótesis extraterrestre como origen del fenómeno OVNI, ¿es básicamente una necesidad sociológica, una moda o el nacimiento de una nueva pseudo-religión?
Hasta ahora podríamos destacar varios puntos a forma de resumen, que tenemos que tener muy en cuenta:
1.- La vida extraterrestre es una posibilidad que la ciencia oficial contempla.
2.- Las formas de vida más simples tienden a evolucionar y abrirse camino ante cualquier tipo de dificultad que se le presente.
3.- El Universo tiene una antigüedad más que suficiente para que, la vida haya evolucionado desde las formas más elementales, hasta alcanzar cotas iguales e incluso superiores a las que conocemos en nuestro mundo, incluido el ser humano.
4.- Los conocimientos humanos están limitados por una corta experiencia en el tiempo. Hace poco más de 500 años, creíamos que la Tierra era plana. Suponer la imposibilidad de viajes entre distintas galaxias, no es más que un dogma propiciado por nuestra falta de preparación. Los parámetros técnicos que utilizamos, están a años luz por ejemplo de los que dispondremos dentro de otros 500 años.
5.- La no intervención en sociedades poco desarrolladas es habitual entre nuestros antropólogos. Con ello se busca la no destrucción de la cultura más débil, víctima propiciatoria habitual que sucumbe ante los encantos tecnológicos de la cultura superior. Ejemplo de ello lo hemos visto en algunas tribus de las selvas del Amazonas, donde se preserva el aislamiento de estos pueblos por parte del gobierno de Brasil.
La hipótesis extraterrestre como origen del fenómeno OVNI, ¿es básicamente una necesidad sociológica, una moda o el nacimiento de una nueva pseudo-religión?
La "hipótesis extraterrestre", nace de la necesidad de respuestas que hasta ahora han sido camufladas, manipuladas o sencillamente ignoradas (normalmente el testimonio de los protagonistas de incidentes OVNI, son ignorados o minimizados) por parte de distintos organismos oficiales, en los miles y miles de incidentes OVNI que se han protagonizado en todo el mundo. Si bien muchos de ellos han tenido una explicación lógica dentro de los conocimientos y parámetros que la ciencia utiliza, otros sin embargo permanecen sin una respuesta clara, o lo que es peor, cuando esta respuesta se da, resulta muy poco convincente. Lejos de ser una moda que viese la luz a finales de los años 40, con el mítico avistamiento de K. Arnold y el no menos famoso incidente Roswell, el fenómeno OVNI acompaña al hombre desde sus orígenes, formando parte de sus tradiciones, mitos y leyendas.
Por otro lado y como más arriba hemos visto, esta hipótesis viene avalada por los últimos descubrimientos que la ciencia ha aportado, entre los que figuran, la posibilidad de vida extraterrestre, el desarrollo de la tecnología aeroespacial, y un mayor conocimiento de la física, la biología, y el resto de ciencias que propician el desarrollo tecnológico en nuestro pequeño mundo.
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