¿COMO Y PARA QUE FUE CONSTRUIDA LA GRAN PIRAMIDE?
Son muchas las preguntas en cuanto a su diseño y realización que la Gran Pirámide nos plantea.
Sin duda, a parte de la increíble realización técnica que presenta esta construcción, lo que más sorprende a nivel popular es el desplazamiento y ubicación de los más de dos millones y medio de bloques que la forman.
Su alineación norte-sur no supera el metro de error, menos de 1/15 de grado. El perímetro de la base sobre la que se asienta es un plano horizontal que raya la perfección y que para sí muchos edificios modernos lo quisieran. Donde la esquina sudeste es nada más que un centímetro y medio más alta que la esquina noroeste, y se dan datos tan sorprendentes, calificados de simple casualidad, como que al dividir la superficie de la base por la altura doble de la pirámide, se obtiene el número Pi (3,1416).
La Gran Pirámide de Giza, fotografiada desde los pies de la Pirámide de Kefren.
A pesar de que la egiptología oficial admite que los antiguos egipcios no dispusieron de poleas, carros o herramientas de hierro, atribuyen su construcción a base de fuerza bruta, rampas, trineos, grúas y otros artilugios de los que jamás dejaron constancia escrita en ningún lugar, pero que no dudan que fueron utilizados por aparecer representados en la construcción de otras obras, aunque muchas de estas sean de periodos muy tardíos.
Si bien la piedra caliza proveniente de las canteras próximas de la orilla este del Nilo podían ser trabajadas por los punteros de cobre (el material más duro del que disponían), más extraño resulta el corte, pulido, traslado y ubicación de bloques de granito procedentes de las canteras de Asuán.
Se cree, que se tuvo que utilizar una gran cantidad de madera para fabricar los diferentes utensilios que sirvieron de apoyo a la elaboración de la Gran Pirámide, a pesar de la inexistencia de este preciado material en Egipto, y que se piensa trajeron del Líbano.
Luego con rampas de ladrillos de adobe y arena, que continuamente tenían que corregir por el cambiante ángulo de inclinación a medida que subía la pirámide, se supone que arrastraban los bloques con rodillos y trineos hasta su lugar final de colocación, aunque otros egiptólogos se aferran a la posible utilización de las "máquinas" que según Heródoto, subían los bloques de una hilera a otra de la pirámide, y de las que no dejó ninguna descripción material ni de su uso, pues una vez más solo se limitó a narrar lo que le contaron.
En estas dos imágenes aparecen distintos modelos de rampa propuestos por la egiptología oficial. Tanto en uno como en otro caso, la enorme obra de construcción de las rampas podría casi equipararse a la propia elaboración de la pirámide. En el caso de la izquierda con una constante variación del ángulo de subida según fuera aumentando la pirámide en altura, y en la rampa de la derecha, se multiplicaría enormemente el esfuerzo de recorrer con enormes bloques de piedra tan largo y tortuoso camino hasta ascender a los niveles superiores.
COMIENZAN LAS DUDAS
Semejante esfuerzo material, económico, humano y logístico, plantea una serie de dudas razonables que molestan enormemente a aquellos que no ven ningún tipo de dificultad extraordinaria (en más de una ocasión hemos oído decir que una pirámide no es más que un amontonamiento simple de piedras) y que se podrían resumir muy bien en unas reflexiones de Erich Von Däniken (ya sabemos que su solo nombre produce más de una jaqueca) hace en su libro "Los Ojos de la Esfinge", y que pasamos a reproducir:
El faraón Keops reinó durante 23 años, veinte de los cuales los dedicó a la construcción del mayor monumento que el hombre jamás haya erigido.
Tal idea proviene de lo narrado en Los Nueve Libros de la Historia escritos por Herodoto:
“... En cuanto a la pirámide, se gastaron en la construcción veinte años...".
Veinte años para hacer qué?, aquellos obreros de la Era del Cobre elevaran, con una precisión asombrosa, cerca de dos millones seiscientos mil bloques de piedra que, por término medio, pesa cada bloque unas 2 toneladas.
Es decir, que cada año se debieron colocar 130.000 bloques, lo que suponen unos 360 bloques al día.
Si hacemos un cálculo aproximado para la jornada laboral de los obreros de la época de 12 horas, el resultado es que durante 20 años, sin conocer el hierro y la rueda, el arquitecto de la Gran Pirámide organizó un equipo de trabajo capaz de seleccionar la piedra en la cantera, cortar el bloque, transportarlo varios kilómetros, cruzar el Nilo, izarlo a cientos de metros y colocarlo milimétricamente, todo ello en el tiempo récord de dos minutos por bloque.
Es decir, que según las explicaciones ortodoxas, aquellos artesanos, tan cercanos al Paleolítico, encajaron durante veinte años un bloque cada dos minutos.
Ni más ni menos.
El ingeniero Jomard, de la expedición francesa de Bonaparte, en datos corroborados posteriormente por el arqueólogo Lauer, calculó que durante los últimos 1.500 años de la historia clásica egipcia, correspondientes al Imperio Nuevo, dinastías posteriores y periodo ptolemaico, se usaron 4.000.000 de metros cúbicos de piedra.
Tal cantidad de roca, que constituye la colección de monumentos más impresionante de la antigüedad, parece minúscula al compararse con las obras realizadas en el Imperio Antiguo.
Sólo la Gran Pirámide tiene 2.000.000 de metros cúbicos de piedra, cantidad similar a su vecina pirámide de Kefren. Es decir, se nos quiere hacer creer que en 20 años los obreros de Keops edificaron la mitad de lo que hicieron posteriormente sus colegas durante 1.500 años.
Al problema del peso y del volumen hay que añadir el enigma que suponen las máquinas empleadas en el transporte y en la subida de los bloques desde la cantera hasta su emplazamiento.
A pesar de los recursos técnicos de que disponemos hoy en día, nunca podríamos alcanzar un nivel tan alto.
En contra de este cálculo, que da por resultado un valor medio, se han utilizado argumentos capciosos, que intentan demostrar la imposibilidad de hablar de promedios diciendo que se necesitaba trabajar mucho menos para levantar los niveles inferiores que los superiores.
Además, objetan, a medida que crecía el monumento se precisaban cada vez menos monolitos.
Pero, ¿qué tiene que ver eso con la existencia de un valor promedio?.
No hay que olvidar que cuanto más aumentaba la altura de la pirámide, tanto más se elevaba la hipotética rampa; cuando más se levantaba el grandioso edificio tanto mayor era el esfuerzo necesario para izar los enormes bloques de piedra......".
A nuestro juicio, solo añadiríamos un pequeño detalle más a este promedio del Sr. Däniken, que cifra en un bloque cada dos minutos la media de colocación alcanzada por los constructores de la Gran Pirámide.
Este cálculo cuenta con que cada una de estas moles fue insertada al primer intento, sin rectificaciones ni reajustes en el tallado de su superficie, por ejemplo, a 130 metros de altura. ¿Cómo se explica este hecho?.
¿Se ajusta el cálculo de los 300 días a la realidad?.
En el tema "El Tiempo Primero, los oscuros orígenes de la civilización egipcia", ya comentábamos el control que sobre el tiempo y el calendario mantenían los antiguos egipcios.
Su división del año en tres estaciones, determinaba todo tipo de actividades laborales, religiosas, políticas y sociales.
La primera estación era la de la Inundación (Ajet), desde mediados de junio hasta mediados de octubre, periodo de la crecida del Nilo y la preparación de los campos de cultivo. La segunda de estas estaciones era la de la Germinación (Peret), que desde mediados de octubre a mediados de febrero, constituía un periodo de espera en las actividades agrícolas.
Por fin con la llegada de la última de las estaciones, la de la Cosecha (Shemu), todo Egipto se lanzaba a la ardua tarea de la recolección.
Si aplicamos un poco de sentido común, sólo la Estación de la Germinación (Peret) constituía un periodo adecuado para volcarse en las tareas de trabajo en la Gran Pirámide, e incluso así, dado el enorme fervor religioso de los egipcios, numerosas fiestas salpicaban también esta estación.
Por tanto el cálculo hecho sobre 300 días es, cuanto menos, bastante generoso.
Con trineos de estas características, se supone que arrastraron los más de dos millones y medio de bloques de piedra de la Gran Pirámide por la arena del desierto y empinadas rampas.
EL DIOS DE LA CASUALIDAD
Este dios no figura entre el panteón egipcio que nosotros sepamos, pero fue el que más ayudó a los antiguos egipcios a finalizar la laboriosa Gran Pirámide.
Al menos esa es la conclusión a la que nos vemos forzados a llegar ante la increíble cantidad de casualidades técnicas detectadas en la construcción del monumento.
Pertrechados de una exigua cantidad de herramientas, y de una simplicidad abrumadora, consiguieron realizar verdaderos trabajos que hoy en día sólo después de semanas o meses de planificación y estudio por parte de nuestros ingenieros, pueden llevarse a cabo no sin una gran dificultad.
Y es que el gran Dios Casualidad tuvo que hacer horas extras para que F.Petrie se quedara boquiabierto comprobando las medidas tan exactas de la Cámara del Rey, cuya pared norte según sus cálculos mide 10,4797 metros y la del sur 10,4782 metros, tan sólo 1 décima de milímetro por metro de error, cantidad que coincide (eso si, sólo por causalidad, no lo olvidemos) con las modernas normas para prismas ópticos. Lo mismo ocurrió con las medidas de los lados de la base de la pirámide, donde sólo se aprecia un error de 3 milímetros, siendo trazados estos lados con cuerdas de palma, muy a pesar de que hoy en día con nuestros ultramodernos sistemas serían necesarios para aproximarse a este margen de error, si es que queremos llamarle así, sofisticados equipos ópticos.
Y cómo no, también es obra del Dios Casualidad, la alineación con los puntos cardinales, la inclinación de los lados en un ángulo exacto de 52 grados, en el que la altura de la pirámide en relación con su circunferencia es la misma que la del radio de un círculo con su circunferencia, la base cuadrada, y tantos otros detalles que indican un claro y elevado grado de conocimiento de matemáticas, geometría, astronomía, física, etc, por parte de sus constructores, a los que por poner un sólo ejemplo, se les creía dotados de unos niveles matemáticos comparables a los de un niño de 9 ó 10 años escogido al azar en cualquier colegio de educación básica.
Unas pocas docenas de tumbas de los supuestos constructores de la Gran Pirámide fueron descubiertas no hace mucho tiempo en sus proximidades, para la alegría de los egiptólogos oficialistas.
Estas tumbas constituyen una de las pruebas irrefutables de sus teorías, pues "increíblemente", algunos de los huesos de estos esforzados trabajadores llevan impresas las señales de semejante esfuerzo, aunque no entendamos muy bien (será que no hemos visto las radiografías) que estas lesiones y fracturas fuesen realizadas por los bloques de la Gran Pirámide.
¿Acaso olvidarán que existen otras construcciones en Giza, realizadas durante distintas épocas?.
Algunas de las "sofisticadas" herramientas empleadas por los constructores de la Gran Pirámide. Su resultado y eficacia igualan e incluso superan a las utilizadas actualmente. Para la egiptología oficial lo más natural del mundo.