domingo, 8 de septiembre de 2013

Geoglifos de NAZCA


En Perú, a 450 kilómetros al sur de Lima y cerca del océano Pacífico, se encuentran las pampas de Ingenio, Nazca, Palpa y Socos. 


Allí, en planicies elevadas entre los 460 y los 670 metros, se extiende un enigma arqueológico que ha llamado la atención de los curiosos desde que fue observado por primera vez por el conquistador español Cieza de León, en 1547: cientos de líneas rectas que a menudo superan un kilómetro de longitud, grandes trapecios, espirales, triángulos, 'plazas' y dibujos de animales y personas se reparten de forma caótica en el desierto.


Un colibrí, un cachalote, una araña o un mono -de tales dimensiones que es necesario tomar una avioneta para poder observarlos- componen un insólito paisaje arqueológico considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

¿Quién hizo estos dibujos?
¿Cuándo?
¿Para qué?

Los arqueólogos Johny Isla Cuadrado y Markus Reindel han obtenido las respuestas a estos interrogantes. Los dos científicos encabezan desde 1996 un equipo arqueológico de la Fundación Suiza Liechtenstein para las Investigaciones Arqueológicas en el Exterior.




Ubicación de las líneas de Nazca.


La primera explicación sobre el significado de estos geoglifos se remonta al siglo XVI. Después de que Cieza de León observara «señales» sobre la llanura desértica, el corregidor Luis Monzón quiso darles un sentido y escribió en 1568 que las líneas eran carreteras.

Paul Kosok, el primero en realizar una observación aérea ya en el siglo XX, dijo que se trataba de «rutas rituales». Poco a poco, influido por las ideas de la matemática alemana Maria Reiche, este estudioso publicó en la revista 'Archaeology' que Nazca era un gigantesco calendario astronómico.

Tras las hipótesis de los científicos, más o menos razonables o arriesgadas, llegaron las incursiones inevitables de los escritores sensacionalistas. Erich von Däniken, la persona que popularizó la teoría de que la Tierra fue visitada por extraterrestres en un pasado remoto, acogió el enigma arqueológico de Nazca con entusiasmo y lo convirtió en patrimonio de los seguidores de los platillos volantes. Däniken afirmó que las líneas de Nazca eran un recuerdo de sus famosos astronautas del pasado.

Después de cinco temporadas de trabajo de campo, el equipo de Reindel e Isla ha aclarado el misterio de las llanuras de Nazca. Los arqueólogos han documentado y excavado más de 650 yacimientos y han conseguido trazar la historia de la cultura que generó estos dibujos, además de darles un sentido científico.

El área investigada por estos expertos se extiende por los valles de Palpa, Viscas y Río Grande, una zona que abarca más de 350 kilómetros cuadrados, en los que se han localizado y tipografiado cientos de asentamientos de diversas épocas.

Los expertos afirman que esta región fue habitada de forma continua por las culturas Paracas y Nazca desde el año 800 antes de Cristo hasta el final del imperio Inca, en el año 1532 de nuestra era. Isla y Reindel han determinado que «las primeras líneas y figuras se elaboraron al final de la cultura Paracas, hacia el 200 a. C.», tomando como modelo las decoraciones de la cerámica.

Los geoglifos alcanzaron su máximo esplendor cuando los asentamientos de la cultura Nazca estaban en pleno desarrollo (200 a. C. -650 después de Cristo).

La evidencia arqueológica indica que los dibujos se dejaron de realizar a medida que surgían conflictos entre grupos de la misma sociedad.

Para Isla y Reindel, el significado de estas figuras está relacionado con la importancia del agua para la cultura Nazca, que consiguió alcanzar un gran desarrollo en una de las zonas más áridas del planeta.

En esta sociedad «el agua se distribuía con sistemas de riego bien organizados sobre toda la parte media y baja de los valles», según explican estos expertos.




Geoglifo con forma de araña.


Lizardo Tavera escribió:

“El viento la barre con furia, día a día, noche a noche desde hace miles de años, el sol la quema sin clemencia y la lluvia nunca a osado asomarse por ahí. Sólo las estrellas las visitan todas las noches. No es lugar para hombres, es morada de dioses. Sobre su plana superficie se han trazado líneas y otros dibujos que son visibles sólo desde el cielo: es la pampa de Nazca con sus rayas y figuras. No son un misterio, son sólo para iniciados”

En el área de Nazca cae un promedio de media hora de lluvia cada dos años que convierte a este lugar en uno de los más secos del planeta. Además, el suelo contiene yeso, que al contacto con el rocío matinal ayuda a fijar todo elemento (tierra y piedras) que haya en la superficie.

Por otra parte, el fuerte viento barre la pampa y carga mucha arena, pero al no encontrar oposición en esta planicie la lleva cien kilómetros más al norte en donde la deposita formando grandes dunas.

El color oscuro del suelo y el inclemente sol forman un delgado colchón de aire caliente disminuyendo considerablemente la velocidad del viento a unos cuantos centímetros de la superficie, protegiéndola de la erosión producida por el acarreo de materiales livianos. Como se puede entender, las Pampas de Nazca tienen características naturales muy particulares que la hicieron ideal para plasmar las creencias de los pobladores antiguos.

Aunque las más famosas son las figuras, las más numerosas son las líneas. Estas son de cientos de metros de largo por unos cuantos centímetros de ancho, formando verdaderas líneas, que parecen venir de ningún lugar y llevar a ningún otro. Sin embargo algunas de ellas apuntan a hitos astronómicos como solsticios y equinoccios, y otras apuntan a cerros no muy cercanos pero observables desde la pampa. Pero de la mayoría no se tiene explicación alguna. Están dibujadas sin ningún orden aparente, superponiéndose en muchos casos.



Algunos de los geoglifos más populares.


Desde que las observó por primera vez el Dr. Kosok vio en estas rayas y figuras un calendario astronómico llegando a considerarlo el "el libro de astronomía más grande del mundo". Fue por ello que motivó a María Reiche al estudio de dichos geoglifos desde un punto de vista matemático. La experimentación in situ les llevó a descubrimientos sorprendentes.

Acantonados en un lugar del que partían muchas líneas observaron la puesta del sol el 21 de junio, día del solsticio de invierno, encontrando que una de las líneas coincidía casi exactamente desde su punto de observación con el lugar en el horizonte donde se ponía el sol.

Como conclusión anotaron que dicha línea sirvió para marcar esta fecha y por tanto las otras líneas habrían servido para marcar el movimiento de otros astros. Esto último sigue como una tarea pendiente de realizar.


El agua jugó un importante papel en la religión local. Las excavaciones han sacado a la luz pequeñas estructuras situadas en los geoglifos en las que se han encontrado ofrendas de productos agrícolas y animales, sobre todo marinos. «Entre éstos destacan las conchas de 'Spondylus' que en el área Andina han sido considerados, desde hace miles de años, como símbolos de agua y fertilidad».

Los dibujos formaban un paisaje ritual cuyo fin debió ser propiciar la provisión de agua.
Para confirmar la relación entre las figuras y los asentamientos era necesario encontrar las poblaciones más importantes de la cultura Nazca. Isla y Reinkel han conseguido localizar el centro administrativo y religioso de esta sociedad, durante época temprana, en el lugar de Los Molinos. Otro yacimiento, Los Muños, fue la capital durante la época Nazca Medio (200 – 400 después de Cristo).

Ambos lugares, que descubrieron a los arqueólogos la existencia de una arquitectura planificada, se encuentran en las cercanías de los geoglifos. Tumbas, edificios monumentales, estructuras con terrazas y ofrendas, son los testigos de una sociedad compleja muy humana y nada extraterrestre.



Geoglifo con forma de colibrí.


Las líneas de Nazca (Perú) es uno de los lugares más misteriosos del mundo. Desde su descubrimiento a comienzos del siglo XX han sido foco de un intenso estudio, generando un sinfín de teorías intentando explicar su origen. Igual de fascinantes, aunque menos conocidas, es una enorme red de líneas situadas en la meseta boliviana, en la región llamada Sajama, al sur de La Paz.

Los estudios en torno a las líneas de Sajama, también llamados "ceques" por los habitantes de la zona, se remontan a 1961 con trabajos de Teresa Gisbert, Jose Mesa, Toni Morrison, Gilles Riviere, Ignacio Ballesteros, el arqueólogo MarcosMichel y el guía de alta montaña Juan Pablo Ando (estos dos últimos son autores de un extenso diagnóstico sobre las posibilidades arqueológicas y turísticas en el Sajama).


Según las primeras observaciones, estas líneas fueron realizadas utilizando el mismo método que el usado en las líneas de Nazca, donde el material oscuro de la superficie, tierra y piedras, ha sido removido y alejado para dejar a la luz la capa de tierra más clara. Hasta el momento, los investigadores han contabilizado 436 rutas (se cree que la cantidad es mucho mayor) que van en diferentes direcciones. Estas líneas tienen entre uno y tres metros de ancho y en algunos casos más de 20 kilómetros de longitud, y aunque hasta el momento no se ha podido identificar la civilización que las construyó, estas podrían estar vinculadas a la cosmología andina. Los arqueólogos aún no han podido determinar la fecha aproximada en la que fueron realizados estos geoglifos.



A primeros de año y durante un curso-seminario de un semestre, un grupo de 18 estudiantes y cuatro profesores del Departamento de Antropología de la Universidad de Pensilvania con Alexis Vranich al frente, realizó un estudio "remoto y virtual" por ordenador, mediante planos topográficos y fotografías aéreas de satélite. Los resultados de este estudio virtual fue el siguiente:

Las líneas abarcan un área de 22 mil kilómetros cuadrados, 16 veces más que las famosas líneas de Nazca, en Perú, y constató la existencia de más de 400 rutas.

Los científicos estadounidenses de la Universidad de Pensilvania nunca visitaron el Sajama durante la investigación. Todo el trabajo se realizó desde EEUU y mediante imágenes obtenidas por satélite. Según Alexis Vranich, "en el Sajama existe un sistema de geoglifos con forma de líneas o carreteras, las cuales parecen mantener una rectitud notable a pesar de la topografía rugosa y los obstáculos naturales de la zona, que podrían conducir a lugares sagrados o de veneración, aunque en realidad, la finalidad de estos "caminos", que los incas llamaban "ceques", todavía sigue siendo un misterio.

Pequeño fragmento del gran croquis de líneas presentes en Sajama.