Muchos de nosotros sí estamos preparados y este post se escribe con el objetivo de difundir el
contenido de los trabajos de Zecharia Sitchin y de algunas de las
tablillas sumerias que hablaban de nuestro origen, y que fueron encontradas en
Nínive en el siglo XIX y traducidas por Zecharia Sitchin en una saga de libros.
Uno
de ellos en particular, no contiene ni una coma del autor (Sitchin), pues es la
traducción literal del contenido de catorce tablillas que formaban un conjunto
de libros titulados por Sitchin como “El Libro perdido de Enki”
de Zecharia Sitchin.
Zecharia
Sitchin que no era un ufólogo como dice la Wikipedia, se educó en Palestina
donde adquirió conocimiento del hebreo moderno y clásico, las lenguas semíticas
y europeas, el Antiguo Testamento y la historia y la arqueología de Oriente
Próximo.
Es
uno de los pocos eruditos versados en lenguas antiguas, con conocimiento,
hablado y escrito, del sumerio, lo que le permitió traducir el contenido de
textos de 6000 años y antigüedad y llegar a la conclusión de que los pasajes
conocidos de Génesis del Antiguo Testamento, como muchos otros momentos
conocidos de la Biblia Hebrea, que han sido asimilados en nuestra cultura, como
mitos o parábolas, son en realidad pasajes recogidos de los textos sumerios, su
fuente original.
Estos
textos, de 6000 años de antigüedad en muchos casos, recogían sucesos y crónicas
de eventos muy anteriores protagonizados por seres inteligentes, considerados
por los sumerios como superiores o dioses, llegados de otro planeta.
A
mediados de siglo XIX los arqueólogos descubrieron la antigua capital Asiria de
Nínive (hasta entonces sólo conocida por el Antiguo Testamento) y hallaron en
las ruinas del palacio de Assurbanipal una biblioteca
con los restos de alrededor de 25.000 tablillas de arcilla inscritas.
Los
historiadores saben ahora que la civilización sumeria floreció en lo que ahora
es Irak casi un milenio antes de los inicios de la época faraónica en Egipto, y
que ambas serían posteriormente seguidas por la civilización del Valle del Indo
(sub-continente indio).
También es sabido que fueron los sumerios los primeros en plasmar por escrito
los anales y relatos de dioses y hombres, de los cuales, todos los demás
pueblos, incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, Adán y
Eva, Caín y Abel, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, etc.
Los
conocedores de la cultura griega y mesopotámica han plasmado la historia, ahora
conocidas como mitos, de dioses y hombres, reflejados en escritos por hititas,
cananeos, griegos, persas e indoeuropeos.
Todas
esas fuentes atestiguan que beben de fuentes aun más antiguas, algunas de ellas
descubiertas, otras perdidas.
Una
extensa comparativa de los llamados “mitos” recogidos por culturas y
civilizaciones como la griega y los hechos ocurridos y plasmados como
históricos en las tablillas sumerias puede encontrarse en el libro “La Guerra de Los Dioses y los
Hombres” de Zecharia Sitchin.
Nuevos
hallazgos en paleontología, antropología, geología, astrofísica y astronomía no
han hecho más que dar la razón a los que vieron desde el primer momento en el
conocimiento recogido en tablillas sumerias que muchos de esos modernos
descubrimientos ya se conocían y habían sido recogidos en tablillas de miles de
años por los sumerios, que a todas luces fueron los depositarios del
conocimiento de una civilización avanzada que llegó de otro planeta.
Estos
seres tuvieron una influencia directa en los acontecimientos ocurridos en la
Tierra a partir de su misma llegada y su propio planeta, Nibiru, antes incluso de ser habitado, ya
había tenido un destino crítico en la formación del planeta Tierra.
Muchos de estos hallazgos y la verificación del conocimiento de las tablillas
sumerias pueden encontrarse en el libro “El Genesis Revisado”
por Zecharia Sitchin.
Estamos hablando de decenas de miles de tablillas de arcilla descubiertas en
ruinas antiguas de Oriente Próximo. Algunas hablan de asuntos cotidianos,
aspectos laborales o comerciales, otras conforman los Anales Reales; otras son
literatura sagrada o textos canónicos escritos en sumerio y traducidos después
al acadio (primera lengua semita) y posteriormente a otras lenguas.
En
algunos de estos libros se encuentran referencias a libros aun más antiguos,
perdidos que se remontan a seis mil años atrás.
Algunas
tablillas describen la creación de la Tierra actual a partir de un planeta
primitivo llamado por los habitantes de Nibiru “Tiamat” (dadora de vida) que se
partió en dos a raíz del choque cataclísmico con Nibiru, un planeta llegado de
muy lejos, que por alguna razón desconocida, se vio atraído por la fuerza
gravitatoria del Sol y colisionó con Tiamat partiéndolo en dos.
Uno
de los satélites de Tiamat, Kingu, dio origen a la Luna y la otra parte del planeta se
extendió en lo que hoy se conoce como el cinturón de asteroides, y los sumerios
llamaban “El brazalete repujado”.
Uno
de los hallazgos encontrados y que se conserva hoy en el Museo Ashmolean de Oxford son unos prismas
de arcilla con la lista de los diez soberanos antediluvianos, período que
abarca 432.000 años de reinado (43.200 años de reinado por cada rey de media,
lo que nos da la clara idea de que estamos hablando de unos seres con una
longevidad pasmosa desde nuestra óptica humana).
El
texto de la lista más completa escrito en cuneiforme sobre un pequeño prisma de
barro (Prisma WB, 1923.444, hoy atesorado en Oxford) y conocido con el nombre
de Lista real sumeria pertenece a la colección Weld-Blundell y ha sido
traducida por Thorkild Jacobsen.
Ciudad / Rey
Eridu /A-lulim
Eridu / Alalgar
Bad-tibira/ En-men-lu-Anna
Bad-tibira/ En-men-gal-Anna
Bad-tibira/ Dumu-zi
Larak/ En-sipa-zi-Anna
Sippar/ En-men-dur-Anna
Shuruppak/ Ubar-Tutu
Se
conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios, encontrados en
Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de Nínive, del siglo VII a. C.
Se cree que todos proceden de un original que probablemente fue escrito durante
la tercera dinastía de Ur o un poco antes.
El
ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios es el llamado
Prisma de Weld-Blundell.
La lista comienza así:
“Tras
descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar donde según la Biblia estuvo el
Jardín del Edén) se convirtió en la sede del Reino”.
La
Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la Biblia, habla acerca del
Diluvio:
“Después
de que las aguas cubrieran la tierra y que la Realeza volviera a bajar del
Cielo, la Realeza se asentó en Kis”.
Tanto
las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y
reinados como siguen:
REY / REINÓ EN/ DURACIÓN
Alulim /Eridú /28.000 años
Alalmar /Eridú /36.000 años
Emenluanna /Badgurgurru /43.000 años
Kichunna /Larsa /43.000 años
Enmengalanna /Badgurgurru /28.000 años
Dumuzi /Badgurgurru /36.000 años
Sibzianna /Larak /28.000 años
Emenduranna /Sippar /21.000 años
Uburrato /Shuruppak /18.000 años
Zinsuddu /Utnapishtim /18.000 años
La
primera ciudad que se fundó fue Eridú.
Su
santuario inicial allí, una maravilla de la arquitectura en aquellos primitivos
días, se elevaría y crecería con el tiempo hasta convertirse en un magnífico
templo-morada, el E.EN.GUR.RA («Casa del Señor Cuyo Retorno Es Triunfante»),
adornado con oro, plata y metales preciosos del Mundo Inferior, y protegido por
el «Toro del Cielo».
Estos
textos sugieren que un testigo presencial de todos los acontecimientos, y quien
dictó a un escriba los más importantes de entre ellos, de una importancia
extraordinaria fue EA (en sumerio, Aquel cuyo hogar es agua).
Uno
de esos libros, inscrito en catorce tablillas, (la última con la nota del
traductor) explican la llegada a la Tierra de seres procedentes de Nibiru hace
algunos cientos de miles de años con el objeto de buscar oro necesario para el
restablecimiento de la atmósfera dañada en aquel entonces de Nibiru, su planeta
de origen, el cual completa un Shar (una vuelta a nuestro Sol) cada 3600 años y
el cual se acerca, en ocasiones de forma peligrosa, a nuestro Sistema Solar
para completar cada órbita, provocando situaciones peligrosas y eventos geológicos
y climáticos, tanto en la Tierra, como en Nibiru.
Por
supuesto, los llegados pertenecen a la casa real de Nibiru, son nobles, cuyas
normas de sucesión y herencia, y las disputas por el mandato y el lugar en la
jerarquía, ocasionan a lo largo de los cientos de miles de años, que narra el
Libro mencionado, conflictos enconados y violentos donde hay asesinatos,
destierros, castigos, diferencias de opinión y algunos conflictos bélicos con
la Tierra con armas nucleares incluidas.
Estos seres provenientes de Nibiru, privilegiados que tuvieron la ocasión de
conquistar un planeta aparentemente no habitado hasta entonces por vida
inteligente, pero al mismo tiempo, y al parecer víctimas de un exilio forzoso
motivado por el hecho de seguir proveyendo del oro necesario para la
supervivencia de la atmósfera de su planeta amado de origen, no son
representados como “malos” ni “buenos”.
Son
capaces de una entrega extraordinaria, de hazañas increíbles, la culminación de
las cuales es la creación de seres inteligentes, concebidos como “ayudantes” en
la dura tarea de extraer el tan ansiado oro, a riesgo de saltarse algunas
normas y leyes existentes en el Universo y convirtiéndose de esa forma en
“creadores”, pero también conocedores de la envidia, la codicia, la ambición,
la insatisfacción, la venganza, el odio y otros sentimientos considerados por
nosotros como “humanos” y los cuales provocan divisiones entre dos clanes
durante cientos de miles de años, el encabezado por Enki y el
liderado por Enlil, su hermanastro.
Tres hermanos,
Ea
(luego llamado Enki)
Enlil
(señor de Mandato, a quien se asigna la Misión de la Tierra)
Ninki,
son
los protagonistas principales de esta historia, los tres hijos de Anu,
soberano de Nibiru.
El relato sencillamente narrado resume la historia de cientos de miles de años
desde la Llegada de los Anunnaki a la tierra hasta el ascenso de Marduk, el
primogénito de Enki, al poder en Egipto.
Ellos
fueron los primeros “Anunnaki” que “del
Cielo a la Tierra llegaron”.
Su
Misión y la de sus descendientes en la Tierra comenzó a complicarse seriamente
cuando decidieron crear al “Trabajador Primitivo”, no sin antes sortear muchos
obstáculos éticos, políticos y técnicos.
Lo importante sobre el origen de la humanidad es que es un hecho absolutamente
único. Aparentemente, a juzgar por la crónica de Enki, nunca se había oído
hablar del hecho de crear un ser de la nada ya que “todos los seres descienden de
una simiente evolucionada a lo largo de eones”.
Pero
la necesidad de forjar un Trabajador Primitivo, motivó que se diera vía libre a
una idea de Ea (o Enki) basada en poner la señal de los Anunnaki
a una simiente ya existente en la Tierra, homínidos que caminaban erectos en
dos piernas hace 300.000 años, y que vivían entre los animales de las estepas.
Enki convenció a su hermano, Enlil, quien dirigía la “Misión en la Tierra” de
llevar a cabo semejante idea con un argumento importante: no se trataba de
crear esclavos, ya que la esclavitud había sido abolida en su propio planeta
miles de años atrás, sino de crear “un ayudante”. No se trataba de crear un ser
de la nada, algo en manos únicamente del Creador del Todo, sino de favorecer la
evolución poniendo la marca de los Anunnaki en seres homínidos propios de la
Tierra.
La
idea de Enki no era crear una nueva criatura, sino “hacer más a su imagen y
semejanza a una ya existente” con una sola gota de la existencia de los
Annunaki.
No fue una decisión fácil.
Se
preguntaron si era Hado o Destino llevar a cabo tal plan y el Dios Creador de
Todo daría el visto bueno a un plan para salvar de la destrucción a Nibiru o
no. Pero al final se puso manos a la obra y de esta forma Enki, Ninki, su
hermana y Ningishzidda, el hijo de Enki, comenzaron el proyecto. Se trataba de
mezclar una hebra de la esencia del ser ya existente en la Tierra con la otra
hebra de ADN del Anunnaki.
Estos relatos tienen 6000 años de antigüedad y hablan claramente de un proceso
de manipulación genética en el que se planeó el primer bebé probeta de la
historia, empleando un óvulo de una madre homínida y fertilizando el óvulo con
material genético (medido en proporciones exactas con objeto de conferirle la
imagen, pero no todas las capacidades ni ciclo vital), para después insertarlo
en una matriz Anunnaki.
Tal y como se narra en el Libro Perdido de Enki, colocaron un óvulo de
la hembra bípeda en un recipiente (probeta) de arcilla (de la Tierra, después
de varias pruebas fallidas empleando material de cristal) y se mezcló con
“objetos diminutos” con fórmulas que contenían la simiente Anunnaki (en una
clara referencia al ADN) y posteriormente, una vez fecundado el óvulo de la
hembra bípeda lo colocaron en una matriz Anunnaki, concretamente en la matriz
de Ninki, la hermanastra de Enki, tras lo cual hubo concepción y ésta dio a luz
un varón sano, sin pelo en el cuerpo, con los sentidos perfectos y capacidad
para hablar, al que llamaron Adamu (el Adán del Antiguo Testamento).
Posteriormente Ninki se reunió con siete sanadoras Anunnaki de la ciudad
y les pidió que aceptaran la tarea de ser “matrices” para otros óvulos
fecundados de la misma forma.
Pero
esta vez, colocaron óvulos de hembras bípedas y los fecundaron con la esencia
(material genético) de Adamu, pronunciando una frase de encantamiento enlazando
de esa forma la esencia del Cielo y de la Tierra por parentesco sanguíneo.
Insertó los óvulos en matrices Anunnaki y las Anunnaki dieron a luz a siete
trabajadores primitivos más.
Viendo que la tarea de crear un ejército de esta manera era demasiado ardua,
decidieron crear a la contraparte femenina, a la que llamarían “Tiamat ” (con
el mismo nombre de la Tierra primitiva antes del cataclismo) y esta vez
cambiaron las esencias Anunnaki para ajustarlas a este fin de creación de una
fémina. La matriz de Tiamat esta vez fue la esposa de Enki, Ninti, quien estuvo
encantada con esta tarea.
De esta forma, crearon más hembras posteriormente para que éstas se
reprodujeran de forma natural con los varones ya creados; sin embargo
observaron que no había procreación entre hombres y mujeres primitivos.
Ninguna
de ellas tenía descendencia; volvieron a repasar las “esencias” Anunnaki
empleadas (las hebras y componentes genéticos empleados para el proceso) y
vieron que las esencias estaban dispuestas como 22 ramas en un Árbol de la
Vida, pero no incluían la capacidad de procrear.
Se
puede inferir, por lo que viene a continuación, que se estaba produciendo un
rechazo que impedía la procreación. Sin embargo, la presión por crear a
“trabajadores primitivos” para extraer el oro de África era cada vez mayor.
¿Qué
harían en este momento después de tanto trabajo empleado y de que Enlil
aprobara a regañadientes la operación?.
Ningishzidda, el hijo de Enki, experto en estos temas, tenía la solución; tal y
como se describe en “El Libro Perdido de Enki” durmió a Enki, Ninki, Adamu y
Tiamat y extrajo de la costilla de Enki y Ninki su esencia vital y en la
costilla de Adamu insertó la de Enki y en la de Tiamat la de Ninki, añadiendo
al Árbol de la Vida dos ramas más con fuerzas procreadoras.
Sin
duda, todo ello tiene relación con el relato de la costilla de Adán y Eva conocido
por el Génesis y que muchos entendíamos como “mito” o “leyenda”.
Parece
estar describiendo algún tipo de implante que permitió que ese rechazo
inmunitario que impidió la original descendencia fuera superado por medio de la
inserción de material genético de dos seres productivos a dos seres sin
capacidad de procreación.
Al igual que en el Antiguo Testamento, el texto sumerio recoge la idea de que a
partir de ese momento, en que Adamu y Tiamat se “encontraron” y tomaron
conciencia de su desnudez y de su feminidad y virilidad
algo cambió por completo. Todo ello horrorizó a Enlil que creyó que se les
había dado a esos seres creados, las últimas porciones de la “esencia vital”
Anunnaki y que quizás se les había conferido incluso sus ciclos vitales (de
miles de años de vida) y la capacidad de autocuración y auto-regeneración.
Fue
entonces cuando el hermano de Enki, Enlil, inseguro con el proyecto humano
desde el principio, decretó que Adamu y Tamat se marcharan del Edin, donde
hasta entonces estaban alejados del duro trabajo, pues el objetivo original era
que permanecieran como “moldes” perfectos de la creación humana, sólo dedicados
a la procreación.
Fue
Enlil quien decidió que fueran exiliados allí donde se les necesitaba, al Abzu
(África Sudoriental) dedicados de pleno al trabajo de extraer el oro, como
todos los demás humanos creados.
De
esta forma fueron expulsados del Edin.
Las alusiones a una “serpiente” maligna hacen una clara referencia al símbolo
con que se representaba el propio Enki, conocedor de los secretos de la
manipulación genética y director de todo este proyecto de la creación del
Trabajador Primitivo.
Y
de esta forma la humanidad comenzó a proliferar; Adamu y Tiamat tienen tres
hijos, y el relato de los acontecimientos que siguieron en gran medida están
recogidos con mayor o menor fidelidad en el Antiguo Testamento, sin embargo, no
eran los únicos que procreaban.
Enki siempre había sido conocido por sus dotes amorosas y la incontinencia de
sus apetitos sexuales.
Una de las tablillas describe cómo Enki encuentra en el Edin dos hembras de
gran atractivo y ambas procrean de él dando a luz uno cada uno de ellas:
Adapa
Titi
Adapa,
sumamente inteligente, se convierte en el primer hombre civilizado. Adapa y su
hermanastra Titi a su vez se emparejan dando a luz a Kain y Abael
(en clara referencia a Caín y Abel).
En el Antiguo Testamento podemos encontrar multitud de casos en los que
el varón tiene por esposa a su hermanastra (es el caso de Abraham y Sara). Esto
está íntimamente relacionado con la Ley de herencia de los Anunnaki, así
llamada, de la Simiente, que convierte en herederos legítimos a los hijos de la
hermanastra, antes que al primogénito, si éste ha sido concebido por una mujer
de otra clase social.
Esta
ley Anunnaki marcó el destino de toda la Misión de la Tierra multitud de
veces.
Enki
tuvo otro hijo más con otra terrestre, al que llaman Ziusudra (Noé).
Después
del gran Diluvio producido, tal y como describe una de las tablillas, por la
cercanía de Nibiru y las
inestabilidades creadas en la atmósfera de la Tierra, Enlil decreta el final de
la Misión en la Tierra (en la forma en que se había llevado a cabo hasta el
momento) y se niega a salvar a la humanidad; nunca había visto con buenos ojos
el proyecto de creación humana y aprovecha el momento para obligar a todos por
juramento a que ningún humano sea salvado de la catástrofe.
Sin
embargo, Enki, su hermano y creador intelectual del “trabajador primitivo”
tiene una visión o sueño que le dice que debe salvar a Ziusudra, su hijo,
dándole instrucciones claras sobre cómo construir una barcaza cerrada y sellada
con pez, donde se colocan algunos pequeños animales (las esencias de otros mamíferos
y plantas ya habían sido extraídas y conservadas por Enki para evitar el fin de
la vida de la Tierra y poder reconstruir la vida tras el Diluvio).
De
esta forma, Ziusudra, así como algunos descendientes de Kain en otra parte del
mundo, ya que habían sido desterrados del Edin tras el asesinato de Abael a
manos de su hermano, se salvan del Diluvio.
¿Se han podido encontrar la prueba de alguno de estos hechos narrados en las
tablillas sumerias? Sorprendentemente sí y además no una ni dos, sino múltiples
pruebas.
He
aquí sólo algunos de ellos:
Los
descubrimientos de objetos estelares como satélites o planetas de nuestro
Sistema Solar que se produjeron a finales del siglo XX ya se mencionaban en
tablillas de miles de años de antigüedad (ver referencias “El Génesis Revisado”)
demostrando que el conocimiento sumerio de nuestro Sistema Solar era muy
superior al nuestro.
La
naturaleza física y aspecto de algunos de los planetas de nuestro Sistema
Solar, así como su composición, como es el caso de Urano, Neptuno o Júpiter ya
se mencionaban en las tablillas sumerias (ver referencias “El Génesis
Revisado”).
Hechos
asombrosos como el descubrimiento del ADN mitocondrial han demostrado que todos
provenimos de una misma “Eva” primitiva.
El
laboratorio genético en el que Enki y su hermana Ninki trabajaron en el diseño
de un trabajador primitivo que pudiera reproducirse se situó en el Abzu
(África Suboriental) que fue el territorio que Anu, padre de Enki y Enlil le
concedió para el mandado a Enki en la Tierra, después de darle e Enlil el honor
de ser “El Señor del Mandato” y gobernar en Eridú, ciudad donde se situó el
primer Edén.
El
Abzu es el territorio de África Sudoriental que corresponde a Kenia, Etiopía y
Somalia. Los últimos hallazgos científicos sitúan al primer Homo Sapiens Sapiens en África, en la
región de Etiopía, hace unos 200.000 años.
¿Contradice
todo esto plenamente a los conocedores del Antiguo Testamento que
defienden el origen histórico de los hechos que narra?.
No
exactamente.
En
realidad, los primeros interesados en conocer el contenido e información de las
tablillas sumerias deberían ser los propios defensores de la Biblia (en particular
el Antiguo Testamento) y de la idea de que ésta refleja hechos históricos,
especialmente en su versión hebrea, menos manipulada por posteriores
interpretaciones lingüísticas y religiosas.
El
mismo Sitchin asegura que “un día” de la Biblia equivale a 1000 años y
que al margen de este hecho particular, relacionado con la cuenta sumeria, y a
tener en cuenta, los hechos mencionados en el Antiguo Testamento son literales
y son reflejo de acontecimientos ya recogidos en crónicas y tablillas sumerias.
Un ejemplo de mala interpretación que ha dado origen a muchos problemas es que
la Biblia Hebrea recoge la palabra “Elohim” o “Dioses” (es una palabra plural),
algo que no se respeta en las posteriores versiones cristianas y que modifica
completamente el sentido original.
¿Quiere todo esto decir que Dios o Creador del Todo no existe?.
En absoluto, quiere decir lo que quiere decir, que nosotros no somos fruto
de la evolución homínida, sino de una inteligencia superior, superior a
la nuestra, no a la de Dios Creador del Universo. Eso lo tenían
claro, y así lo reflejan las propias tablillas, hasta los propios protagonistas
de esta historia, los Anunnaki, que en muchas ocasiones se plantean si sus
acciones serán del agrado de “Dios Creador de Todo”.
Por supuesto, lo que contradice plenamente el contenido de las tablillas
sumerias es la naturaleza de la “autoría” de la obra en la Tierra o la
naturaleza del “autor” o “autores”, tal y como la interpretan las tradiciones
religiosas, es decir todo aquello que ha sido introducido en la mente religiosa
a golpe de dogma de fe.
Uno de los pensamientos que me rondaron al leer esto es que, teniendo en cuenta
esta crónica, nuestros orígenes iniciales, por lo tanto, son más Anunnaki
que terrestres.
Si
tenemos en cuenta que pocos sobrevivieron al Diluvio Universal y que sólo
Ziusudra y su prole (Noé, hijo de Enki con una terrestre que a su vez se había
creado de Anunnaki y bípeda homínida) entre muy pocos y contados pudo hacerlo,
nos viene a decir, que el Padre Genético de toda la Humanidad es Enki,
un ser Anunnaki de una inteligencia y capacidades extraordinarias (recomiendo
leer los libros para darse cuenta de hasta dónde llegaban/llegan estas
capacidades de Enki en particular y en general en la raza Anunnaki), y que
nuestro componente de “mamífero bípedo” es menor desde el punto de vista de la
composición genética.
La
mitad de nuestra genética, a tenor de todo esto, es cien por cien Anunnaki y la otra
mitad es Anunnaki en un porcentaje superior al cincuenta por ciento.
Sin
embargo, es cierto que no somos ni el pálido reflejo de lo que fueron los
primeros humanos creados que, si bien no habían heredado la longevidad
Anunnaki, vivían, como bien atestigua el Antiguo Testamento cientos de años.
Abraham vivió más de 900 años, sus hijos un poco menos y en cada generación el
número de años hasta llegar a nuestros días ha sido menor.
¡Qué
ironía que digamos a menudo que cada vez vivimos más años, gracias a los
adelantos de la Ciencia!.
La duodécima tablilla habla de la designación, por parte de los líderes de la
Misión Tierra, de tres regiones de civilización para la Humanidad.
La
primera región e instalaciones espaciales eran tierras de Enlil. La primera civilización
del hombre comienza en la Primera Región, Sumeria.
A
Innana, nieta favorita de Anu, se le concede la tercera región, Valle del Indo.
Marduk
se apodera de la Segunda Región, el Antiguo Egipto, depone a Ningishzidda (Thot) y se declara a sí mismo
Ra, o dios supremo, dando inicio a una nueva religión, e inicia los reinados de
los faraones.
¿Es
entonces cuando comienza el reinado de la mentira en la Tierra con objeto de
encerrar al humano creado en una concepción falsa de la realidad?
Sabemos que los misterios que atesoran las sociedades secretas de la masonería
tienen su raíz en el Antiguo Egipto y la
época de los faraones y es sencillo poder imaginar que la clave de los
misterios se encuentra en lo que ellos saben y los demás desconocemos, nuestro
origen y la realidad que sin embargo nos gritan los protagonistas de todo esto
desde el pasado plasmado en las tablillas sumerias.
El Libro Perdido de Enki termina en sus últimas páginas con esta crónica:
“Babili,
donde Marduk declaró la supremacía, se libró del Viento Maligno. Todas las
tierras al sur de Babili fueron devoradas por el Viento Maligno; también
alcanzó al corazón de la segunda región. (..) Enki le hizo considerar a Enlil
el libramiento de Babili como un augurio divino.
“El
libramiento de Babili confirma que Marduk ha sido destinado para la supremacía”
, así le dijo Enki a Enlil.
Babili es por supuesto Babilonia, y la tablilla marca el final de la crónica
que comienza con la era de la supremacía de Marduk, que no era el heredero
designado inicialmente para la Tierra en Babilonia y en la Tierra, sino
Ninurta, hijo de Enlil, pero que el destino (¿Hado o Destino? se preguntaban
los propios protagonistas) quiso que fuera finalmente el Heredero de la Misión.
El Viento Maligno es la traducción sumeria de las también llamadas
“armas del terror” que fueron empleadas hace miles de años, como resultado de
las disputas entre dos bandos y las múltiples ambiciones de unos y otros, armas
nucleares, ni más, ni menos.
Las tablillas sumerias que hablan de los dioses Anunnaki no son las únicas en
mencionar el uso de armas nucleares en la
antigüedad.
Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan, India en
1992, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a 16 kilómetros al
oeste de Jodhpur. La radiación es tan intensa que aún contamina la zona.
El Mahabharata describe con precisión un
acontecimiento de este tipo:
“Un
único proyectil cargado con todo el poder del Universo… Una columna
incandescente de humo y llamas tan brillante como 10.000 soles se elevó en todo
su esplendor… era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco
mensajero de muerte que redujo a cenizas a una raza entera”.
Marduk
y su ciudad Babili, no se vieron afectadas por esta catástrofe nuclear lo que
originó su designación como heredero de la Misión en la Tierra.
Muy
probablemente la esposa de Lot no fue convertida en sal por el castigo de
“Dios” al desobedecer su orden, sino que fue convertida en polvo como
consecuencia de una explosión nuclear. El Libro de Enki refleja que más
bien los “dioses” se lamentaron amargamente de la suerte que habían corrido las
ciudades de la Tierra civilizada por las deflagraciones nucleares que nunca
tuvieron que haber ocurrido.
De
hecho, no fueron resultado de una decisión consciente o meditada, sino que se
produjo un error de cálculo con unas armas que nunca debieron haberse
encontrado en la Tierra y que estaban aquí como consecuencia del mismo origen
de la Misión en la Tierra.
Durante
cientos de miles de años estuvieron escondidas para que no fueran usadas, y como
puede imaginarse, quien lo hizo finalmente no era plenamente consciente de los
efectos que aquello iba a acarrear.
Cuando vemos a algunos líderes mundiales, asociados a altos grados de la masonería y las sociedades secretas,
rezar ante el Antiguo Testamento nos preguntamos qué es lo que realmente les
cruza por la mente.
¿Son
éstos ajenos a todo esto que relatan las tablillas sumerias?
¿Se
trata sólo de hipocresía o están elevando oraciones en honor a seres
inteligentes que han marcado nuestro pasado y presente hasta un punto difícil
de asumir, pero que no son El Dios Creador de Todo, y cuya historia
recoge en parte de el Antiguo Testamento y cuya clave de lectura tienen
aquellos que conocen los misterios?
¿Son
estos, parte de los secretos que desvelan determinados niveles y ritos de la
masonería?
Algunas
reflexiones personales:
Si
la datación y el origen sumerio de las tablillas sumerias es incontestable
Si
ninguna autoridad científica, versada en idiomas de la antigüedad ha
contradicho jamás una coma de las traducciones de Sitchin
Si
jamás se ha negado el origen milenario de las tablillas sumerias, que hoy están
expuestas en algunos prestigiosos museos del mundo
Dado
que multitud de hechos que narran las tablillas han sido posteriormente
verificados y encontrados correctos por nuestros conocimientos científicos
¿Acaso
no estamos obligados a considerar esta visión sobre nuestro origen y el pasado
de la Tierra?
La
dificultad para asumirlos en su totalidad ciertamente es inmensa, en particular
el hecho de asumir que podríamos ser producto de la manipulación genética por
parte de seres más inteligentes, y diseñados “a imagen y semejanza” de seres
superiores en inteligencia, desarrollo tecnológico y civilización y con
conocimiento profundo de la genética y la naturaleza.
Si tenemos en cuenta la capacidad que tenemos de modificar nuestra propia
genética con nuestro pensamiento o campo informático a nuestro
alrededor, y el hecho de que, como consecuencia, se produzca una selectiva
impresión de nuestros genes a partir de nuestras propias creencias, me atrevo a
concluir que la humanidad está “atrayendo” o “expresando” su parte más homínida
en detrimento de otras menos animales y más interesantes en cuanto al potencial
de creación y creatividad innatas, y que sin embargo están presentes en
nuestros genes desde el comienzo de la humanidad, ya que nada se crea ni se
destruye, solamente se transforma, de manera que ese potencial inconmensurable está
ahí.
¿No
es este también el objetivo de Matrix?.
Por otro lado, ¿resulta todo esto más difícil de asumir que el hecho de que
somos producto de una evolución de seres homínidos con los que aun compartimos
espacio en la Tierra, incapaces de hablar o de destreza digital, por simpáticos
y “monos” que nos parezcan?.
Todo depende del cristal con que se mire.
Pero
estamos en el momento exacto en que merece la pena que consideremos todo esto
para nuestro bien ya que el conocimiento ha sido desvelado y está a nuestro
alcance. No podemos seguir ignorándolo.
Incluso si asumimos todo esto, me parece evidente que tampoco esta verdad
refleja Toda la Verdad, sino que estos hechos históricos se enmarcan en
otra Verdad de una dimensión aun superior.
“Los
planificadores originales de la Tierra pertenecían a la Familia de la Luz (que
es información) y decidieron que la Tierra fuese una biblioteca cósmica.
Civilizaciones nacieron en la Tierra hace 500.000 años y yacen bajos los hielos
de la Antártica.
Ciertos
dioses creadores (en clara referencia a los Anunnaki) llegaron
para apoderarse de esta biblioteca viviente hace 300.000 años, hubo lucha y
ganaron.
Estos
nuevos dueños no querían que la especie humana tuviera acceso a la información.
La humanidad es un experimento.
Fue
diseñada como casi todo lo que existe en la Creación. El Creador
hizo brotar de sí energías, a quienes dotó de los mismos dones que poseía.
Estas energías, que llamaremos ‘dioses’, empezaron a probar sus dones.
Estos
nuevos dueños eran conocedores de la ingeniería genética, y sabían que la
conciencia existe en todas las cosas, así que ajustaron las energías
electromagnéticas de la conciencia para que vibrara a cierta frecuencia. Los
nuevos dueños se nutrían del temor y del caos.
Reestructuraron
el ADN para que el
hombre funcionara dentro de una escala limitada; el ser humano original tenía
doce filamentos, contribución de doce civilizaciones, estos nuevos dueños lo
redujeron a dos.
Se
rodeó al planeta de un cerco desde el cual se controlaba la frecuencia de los
humanos para ser modificados. Este cerco impedía que la Luz llegara como antes.
Y
cuando lograban pasar la barrera no había respuesta en la Tierra, pues los
humanos estaban desconectados. La mayor tiranía en una sociedad no es el
control por la ley marcial, sino la manipulación psicológica de la
conciencia, de manera que los que viven dentro de esa realidad ni se dan
cuenta que están prisioneros.
Ni
saben que existe otra cosa fuera de ellos.
“Controlados
como ovejas en el redil por quienes se sienten nuestros dueños, desde el
gobierno y el establecimiento de los que están en el espacio.”